Vivir con mayor bienestar "la soledad" en el camino de emprendimiento profesional.
El camino del emprendimiento profesional, especialmente durante los primeros años, lleva de la mano un encuentro estrecho e íntimo con la soledad.
Y es que, emprender un nuevo negocio o proyecto laboral, requiere de momentos de alta exigencia en los que necesitamos focalizar toda nuestra energía en aquello que deseamos crear. Y para que eso sea posible, nos vemos obligadas en numerosas ocasiones, a renunciar a determinadas cosas de otras áreas de nuestra vida. Tal vez, no podamos dedicar todo el tiempo que nos gustaría a la familia (pareja, hijos/as, etc). Quizá tengamos que decir que no a atractivos y apetecibles encuentros sociales. Y todo sencillamente, porque deseamos sacar adelante nuestro trabajo.
Esta retirada del contacto con el exterior nos va a llevar irremediablemente a “una mirada hacia dentro”. Tanto a nivel mental, porque necesitamos tener una mayor concentración, como a nivel emocional pues podemos llegar a vivir situaciones de mucho “silencio” que nos llevan a sentir miedo, tristeza, frustración, rabia, etc.
Pero es gracias a ese silencio que podemos conectar con ese espacio y tiempo donde “solo estamos nosotras mismas, en contacto auténtico con nosotras mismas”. Esa sensación de soledad a la vez que plenitud. De sentir miedo a la vez que ilusión. Frustración a la vez que esperanza. De tocar con el todo y la nada al mismo tiempo.
Cuando esto nos sucede, podemos sentir que algo se tambalea o que todo se mueve. Y es entonces cuando se abre la maravillosa oportunidad de auto descubrimiento personal ante el desafío de lo nuevo y desconocido, fuera y dentro de nosotras. Fuera de nosotras, porque nos enfrentamos como emprendedoras a retos dentro de nuestro ámbito profesional. Y dentro de nosotras, porque nos encontramos con nuestra propia soledad.
La verdad es que, hay un miedo a la soledad que la tiñe de negatividad. No nos han educado a parar a escucharnos y mirarnos a nosotras mismas. Más bien, nos han enseñado a estar atentas a los demás, a cuidar a los demás, a vivir condicionadas por lo que los demás esperan de nosotras como mujeres, madres, hijas, amigas, parejas, … Hemos aprendido a estar en mil tareas hacia fuera, ocupadas en el mundo exterior. En proyectar una imagen correcta y/o adecuada.
Sin embargo, aunque somos seres sociales, necesitamos aprender a convivir en paz y armonía con nosotras mismas.
¿Has sentido esto alguna vez?
“Solo cuando estoy sola me siento completamente libre. Me reencuentro conmigo misma y eso me resulta agradable y reparador. Es cierto que, por inercia, cuanto menos sola estás, más te cuesta estarlo. No obstante, en una sociedad que te obliga a estar enormemente pendiente del afuera, los espacios de soledad representan la única posibilidad de contactar otra vez con una misma. Es un movimiento de contracción necesario para recuperar el equilibrio. No se puede olvidar que, para ser realmente autónoma has de aprender a transitar la soledad”, asegura la psicóloga Mireia Darder, autora del libro “Nacidas para el placer” (Ed. Rigden).
Efectivamente, la soledad despierta temor porque “suele asociarse a vacío y tristeza”, pero es importante aprender a afrontar y atravesar ese sentimiento que, sencillamente, es el resultado de “parar a sentirnos” tras haber estado un largo período de tiempo enfocando nuestra energía hacia fuera, esforzándonos por aparentar una imagen determinada y aguantando la presión ante los que nos rodean.
En mi proceso de emprendimiento profesional como psicóloga, he experimentado momentos de falta de confianza en mí e inseguridad, al colocar mi foco de atención en el exterior, en la “comparación” con el trabajo de otros profesionales de mi sector. Me ha invadido, en ocasiones, un sentimiento de no ser suficientemente buena o no tener nada que aportar. Todo ello producto de poner mi energía fuera de mí.
Sin embargo, cuando me he atrevido a parar a respirar mi soledad, a escucharme, a conectar con mi esencia, con mi sabiduría interior, con mi intuición, con mi ser yo misma, única e irrepetible, … sólo desde ese encuentro conmigo misma, es cuando he podido expresar mi verdad. Sin importar la opinión de los demás.
¿Resuena en tu interior esto que te cuento?
Existe la creencia de que la creatividad y la productividad provienen de un lugar “extrañamente sociable”. Sin embargo, la soledad es el ingrediente crucial de la creatividad. En la sociedad occidental se ha privilegiado más a la persona activa que a la contemplativa. Pero, cuando estamos rodeados de gente corremos el riesgo de limitarnos a seguir las creencias de los demás para no romper con la dinámica de grupo y sentirnos integrados, aceptados o reconocidos. La soledad, en cambio, implica abrirse al pensamiento propio y original.
Como dice Francesc Torralba, autor de “El arte de estar solo” (Ed. Milenio):
“La soledad representa la ocasión de revisar nuestra gestión, de proyectar el futuro y evaluar la calidad de los vínculos que hemos construido. Es un espacio para llevar a cabo una auditoría existencial e indagar qué es esencial para nosotros más allá de las exigencias del entorno social”.
Así que, la soledad no solo forma parte de la vida, sino que es necesaria para el autoconocimiento y el desarrollo personal. Y dentro del camino del emprendimiento profesional es vital aprender a gestionar las emociones derivadas del encuentro con nuestra intimidad.
¿Te gustaría vivir con mayor bienestar la soledad en tu camino de emprendimiento profesional?
Comparto contigo algunas RECOMENDACIONES:
– Aunque tu trabajo requiera de momentos de soledad, expresa y comparte cómo te sientes con tus seres queridos.
– Al igual que haces una inversión en tu negocio, recuerda invertir en tí y en tu autoconocimiento personal. Es clave para desarrollar todo tu potencial personal y profesional.
– Aprende a reconciliarte con tus emociones para afrontar la incertidumbre y los cambios con mayor resiliencia.
– Practica a diario la meditación y aprende a disfrutar del silencio.
– Haz ejercicio físico para soltar el cortisol del estrés y liberar endorfinas.
– Aprende a separar lo profesional de lo personal.
– Recuerda siempre tu visión y misión como emprendedora para seguir conectada contigo y con la vida.
– Confía plenamente en ti y en tu propósito.
– Recuerda, la soledad forma parte de la vida. Puede ser un espacio y tiempo para re-descubrirte y re-surgir a nivel personal y profesional.
– En definitiva, disfruta de lo maravilloso de estar contigo a solas, abrázate en ese encuentro auténtico y único con lo que hay en ti. Sea lo que sea. De una manera amable y sin juzgarte.
Espero y deseo que te haya servido leer sobre este tema, que me parece tan importante a desarrollar en el camino del emprendimiento profesional y el autoconocimiento personal.
Ahora te toca a tí. ¿Cuál es tu experiencia con la soledad?
Si te apetece compartir conmigo estaré encantada de escucharte.